Ya comenté en anteriores notas sobre la Ley de Horarios Comerciales el como se sigue sin aprovechar la ventaja competitiva de libertad de apertura del pequeño comercio frente a los grandes distribuidores. Pero también es cierto que hay cuestiones pendientes que no ayudan en la dinamización comercial y turística de los centros urbanos.
Se trata de una de las estipulaciones de la propia Ley, donde a mi entender se pecó de generalizar sobre el Sector sin tener presente la naturaleza de los diferentes espacios comerciales existentes. Y es que no se deja abrir en igualdad de condiciones a enseñas comerciales conocidas, ya sean franquicias u otro tipo de red comercial pertenecientes a grandes distribuidores, y se limite la libertad de horarios a los establecimientos con menos de 300 metros de superficies.
Lo que en principio podría parecer una medida de apoyo al pequeño comercio, finalmente le perjudica más que beneficia cuando se aplica a los centros urbanos comerciales de nuestras ciudades, pues son allí precisamente donde estas enseñas comerciales conocidas y apreciadas por los consumidores son las que ayudan a captar clientes y hacen más atractiva la zona comercial en complementariedad con el comercio local. Además, tenemos que tener presente en importante incremento de franquicias o redes sucursalistas en los centros urbanos en la última década. (ver video reportaje de rtve)
Esta situación, de restricción de la Ley, ha contribuido a que iniciativas colectivas de apertura en festivos en centros urbanos no hayan tenido el éxito deseado al faltar parte importante de la oferta comercial. El discurso ya no está hablar de pequeños, medianos y grandes comercios, sino trabajar en modelos de complementariedad de los diferentes formatos según el lugar donde se localicen y que encajen en la necesidad de la propia ciudad, para lo cual estas cuestiones deberían de estar más presentes en los instrumentos municipales de planeamiento y gestión urbanística.
Se trata de una de las estipulaciones de la propia Ley, donde a mi entender se pecó de generalizar sobre el Sector sin tener presente la naturaleza de los diferentes espacios comerciales existentes. Y es que no se deja abrir en igualdad de condiciones a enseñas comerciales conocidas, ya sean franquicias u otro tipo de red comercial pertenecientes a grandes distribuidores, y se limite la libertad de horarios a los establecimientos con menos de 300 metros de superficies.
Lo que en principio podría parecer una medida de apoyo al pequeño comercio, finalmente le perjudica más que beneficia cuando se aplica a los centros urbanos comerciales de nuestras ciudades, pues son allí precisamente donde estas enseñas comerciales conocidas y apreciadas por los consumidores son las que ayudan a captar clientes y hacen más atractiva la zona comercial en complementariedad con el comercio local. Además, tenemos que tener presente en importante incremento de franquicias o redes sucursalistas en los centros urbanos en la última década. (ver video reportaje de rtve)
Esta situación, de restricción de la Ley, ha contribuido a que iniciativas colectivas de apertura en festivos en centros urbanos no hayan tenido el éxito deseado al faltar parte importante de la oferta comercial. El discurso ya no está hablar de pequeños, medianos y grandes comercios, sino trabajar en modelos de complementariedad de los diferentes formatos según el lugar donde se localicen y que encajen en la necesidad de la propia ciudad, para lo cual estas cuestiones deberían de estar más presentes en los instrumentos municipales de planeamiento y gestión urbanística.
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